domingo, 9 de octubre de 2011

LOS POBRES, SIGNO DE CONTRADICCIÓN

Los invitamos a nuestros comercios, los rechazamos de nuestras mesas.

Los encerramos con alambradas en nuestras fábricas, los alejamos con perros de nuestras casas.

Los seducimos desde la sonrisa de la publicidad, les cerramos el rostro cuando se acercan.

Los recibimos cuando son trabajo y moneda, los esquivamos cuando son justicia y encuentro.

Arrasamos en minutos un barrio vivo, estudiamos la colocación de una estatua muerta.

Los congregamos con promesas cuando dan un voto, los dispersamos con balas cuando exigen un derecho.

Los contratamos cuando son fuerza joven, los barremos cuando son bagazos exprimidos.

Los admiramos cuando levantan nuestras mansiones, los separamos con las mismas paredes que construyeron.

Les damos limosnas cuando son niños y débiles, les aplicamos cárcel y sospechas cuando son dignos y fuertes.

Exaltamos en libros y sermones su bienaventuranza, su cercanía no mide el sentido de la vida nuestra.

Jesús, te acogemos cuando eres bondad y perdón, te excluimos cuando eres denuncia y justicia.

Como todo pobre de nuestros caminos eres un signo de contradicción.

(Benjamin González-Buelta)

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